domingo, 30 de octubre de 2011

RELACIÓN CON DIOS

“Jesus el Mesías es el mismo, ayer, hoy y por los siglos” - Hebreos 13:8

El principio que estudiamos es éste: como Dios no cambia, todavía sigue haciendo citas providenciales para salvación, de la misma forma en la que las hizo en los tiempos bíblicos- Mal. 3:6; Jer. 29:13.

Esta historia lo demostrará: Un equipo misionero que se dirigía a un poblado musulmán para proyectar la película “Jesús”; tuvo un encuentro providente. Como era una región donde es prohibida la evangelización, la proyección de la película podía llevarles a la muerte. Mientras el equipo se iba acercando a la aldea, oraban intensamente pidiéndole al Señor que abriera “puertas de oportunidad’ para compartir el Evangelio con los musulmanes- 1 Co. 16:9; Col. 4:3. De repente, un policía detuvo el vehículo en el que viajaban, y les pidió que llevaran hasta la próxima aldea a un honorable maestro musulmán. El corazón se le fue a los pies, pero no podía negarse a la petición del policía, porque entonces podían sospechar, detenerlos e inspeccionar el vehículo. Si encontraban la película, las Biblias y los tratados, serian misioneros muertos.
El maestro entró al vehículo, y todos quedaron en silencio mientras continuaban la marcha. Mirándoles de forma rara, el maestro les preguntó:   - “Díganme ¿son ustedes lo hombres que están hablándole a la gente acerca de cómo conocer a Dios?”.
Encomendando sus espíritus al cielo, los misioneros le contestaron que sí. Uno de ellos le preguntó: - “Dígame, ¿cómo usted lo sabe?”.
A lo que el maestro contestó: - “Anoche, en un sueño, un hombre de pelo largo y ropas largas muy blancas, me dijo que me dirigiera a esta carretera, a esta hora, porque en ella encontraría a un grupo de hombres que me hablarían de Dios, y pienso que deben ser ustedes”.
Los misioneros alabaron a Dios, sorprendidos por la precisión de aquellas instrucciones. Aquel gran maestro musulmán encontró la Verdad a través de aquel encuentro providencial, en un tiempo y lugar providencial, a través de la obediencia de cuatro hombres providenciales.
Podemos llegar a la conclusión de que: Dios todavía trabaja providencialmente para propiciar encuentros providenciales para la salvación. Y que, por lo general, los hombres o las mujeres providentes, usados por Dios para llevar la salvación a los necesitados, no saben “un comino” del plan providencial de Dios para ese momento. El asunto es, Dios puede usarnos como hombres y mujeres providentes para llevar a otros a salvación; pero debemos recordar, que para que nos pueda usar debemos obedecer las instrucciones de la torre de control aunque no las entendamos.
¡Señor, úsanos hoy como hombres y mujeres providentes para cumplir citas providenciales  que lleven a otros a Jesús!

(12) Edgardo Mateo Santiago

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