Hijo mío, así como abrí los cielos para Ezequiel y le permití ver visiones de mí, así abriré los cielos sobre tu vida y dejaré que veras mi visiones. El príncipe de la potestad del aire será atado, y mis ángeles harán guerra contra cualquier espíritu en los cielos que haya sido asignado para impedir que tus oraciones lleguen a mí. Mi voz enviará granizos y carbones de fuego contra tus enemigos. Dejaré caer el rocío de mi cielos sobre ti, y descenderé para encontrarme contigo. La lluvia de mi Espíritu Santo caerá sobre ti, y los cielos serán llenos de alabanza por mis poderosas obras. Serás lleno del conocimiento de mis caminos y darás a conocer mi multiforme sabiduría a los principados y potestades en los lugares celestiales.
Hageo 2:6-7; Salmos 89:5; Efesios 3:10
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