Hijo mío, te bendeciré y engrandeceré tu nombre, y serás una bendición. Bendeciré a los que te bendigan, y a cualquiera que te maldiga maldeciré. Te he redimido de la maldición de la ley. Romperé todo juramento, voto y pacto que tus antepasados hayan hecho con el diablo. Romperé toda maldición que los agentes de Satanás hayan declarado contra tu vida o las vidas de tus generaciones. Mi poder y autoridad han roto cualquier derecho legal que los espíritus generacionales de maldad pudieran tener para operar en tu vida. A través de mi Hijo Jesús tienes mi autoridad para ordenar a todo espíritu hereditario de lujuria, rechazo, temor, enfermedad, dolencia, irá, enojo, confusión, fracaso y pobreza que salga de tu vida.
2 Crónicas 34:24; Mateo 4:23; 9:35; 10:1
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