viernes, 15 de abril de 2011

La religión, un tema que divide aguas en El Salvador


San Salvador, El Salvador (DPA).- El Salvador contemporáneo se ha caracterizado por tener una sociedad profundamente dividida: en lo económico, social, político y últimamente en lo religioso. De ahí que se cataloga a esta pequeña nación centroamericana como una de las más convulsionadas, de manera crónica, de Latinoamérica y del mundo.

La guerra civil sufrida entre 1980 y 1992, con 75.000 muertos y 8.000 desaparecidos, ha sido el más reciente y grave caso de fractura socio-política ante la falta de diálogo, negociación y entendimiento.

Al observar el divisionismo actual salvadoreño en lo religioso, no escapa al hecho histórico que la gota que derramó el vaso y que desató la confrontación bélica fue el asesinato, el 24 de marzo de 1980, de Oscar Arnulfo Romero y Galdámez, arzobispo de San Salvador.

No fueron los protestantes o evangélicos quienes asesinaron a Romero -que en la actualidad está en proceso de ser convertido en santo por el Vaticano-, pero hay sectores en el protestantismo que justifican de alguna forma el magnicidio, porque al igual que los asesinos del prelado, lo consideraron "un cura comunista".

Es el caso de un pastor salvadoreño de Los Ángeles, California, donde reside casi una quinta o cuarta parte de la población salvadoreña, que dijo a un columnista del periódico digital "ContraPunto", que "ningún evangélico vería a Romero como guía espiritual de El Salvador, porque fue comunista y levantó revoltosos".

El actual gobierno, de izquierda moderada y presidido por Mauricio Funes, hace constantes llamados a la unidad nacional y coloca al arzobispo Romero como "guía espiritual de los salvadoreños".

En la década los 70 llegó a Centroamérica con gran influencia la llamada Teología de la Liberación, que promovió la organización especialmente de los sectores campesinos para luchar por sus reivindicaciones más sentidas y contra la dictadura militar vigente.

Un estudio del Instituto Universitario de Opinión Pública (IUDOP) asegura que en el decenio 1975-1985 el asesinato de sacerdotes católicos y de organizados en los movimientos campesinos provocó que muchos fieles migraran a las iglesias protestantes.

Ello significó que en los últimos 25 años la Iglesia católica salvadoreña perdiera un 12 por ciento de su feligresía y que las iglesias protestantes crecieran en la proporción.

En 1988 la Iglesia Católica tenía un 64,1 por ciento de los afiliados religiosos, mientras que la Evangélica el 16,4 por ciento. En 1998 la proporción era del 55,2 frente al 20,6 por ciento. Pero en 2009 la proporción es del 50,4 frente al 38,2 por ciento.

Francisco Gómez y su esposa Alma, una pareja de profesionales, descienden de familias católicas, pero en su adolescencia "migraron" por diferentes razones al protestantismo. "Creo que la forma de reclutar y de adoctrinar de los evangélicos es más audaz. La enseñanza y el compromiso con Dios es diario y constante", explicó a dpa Gómez.

"Los católicos van a la Iglesia sólo los domingos; algunos ya ni van… En la Evangélica tienes una presencia casi a diario, además tienes más hermandad, tienes un grupo de pertenencia, que se estima y se ayuda”, agregó.

Los estudios confirman que debido a la represión dictatorial en la Iglesia Católica salvadoreña no sólo hubo divisiones, sino pasividad y conformismo respecto a las prédicas de sus competidores, los evangélicos.

Durante la guerra, también gran cantidad de sacerdotes, monjas y laicos católicos desertaron para convertirse en dirigentes guerrilleros, líderes sociales, se fueron al exilio o simplemente se apartaron de la religión.

La represión contra el movimiento popular en la década de 1970 y 1980 es aprovechada por los gobiernos estadounidenses de esa época para la penetración del protestantismo. Tal es así que el Papa Benedicto XVI aseguró que Estados Unidos respaldó el avance del protestantismo en Latinoamérica, "animado por el convencimiento de que la Iglesia católica no puede garantizar sistemas económicos y políticos estables".

En la década de 1970, por ejemplo, existía en el país la Universidad de El Salvador (UES) y la Universidad Centroamericana (UCA) -regentada por la Compañía de Jesús-, como los principales centros de enseñanza superior. En la actualidad, junto a éstas han proliferado otras de carácter no religioso, pero también la Universidad Evangélica de El Salvador (UEES) y la Universidad de las Asambleas de Dios, sin contar los centros de enseñanza primaria, secundaria y bachillerato.

También existen estudios que indican que en una mayor proporción, los evangélicos estiman que el modelo económico y social vigente es más justo, a diferencia de lo que cree la mayoría de los católicos.

Igualmente, el sector evangélico, influenciado por iglesias como el Tabernáculo Bíblico Amigos de Israel, que tienen gran poder de adoctrinamiento por poseer medios de comunicación, vota políticamente a favor de la derecha, especialmente por la conservadora Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), de orígenes anticomunistas y extremistas, fundada por Roberto D'Aubuisson, a quien se acusa de haber asesinado al arzobispo Romero.

Sin embargo, estudios estadísticos indican que en las pasadas elecciones presidenciales de 2009 el voto evangélico estuvo dividido entre ARENA y el hoy gobernante ex rebelde Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), cuyo candidato y actual presidente Mauricio Funes logró amalgamar una amplia alianza nacional que hasta el momento ahora mantiene.

Por otra parte, y alejado solamente de un "compromiso con Dios", el pastor Carlos Rivas, guía del Tabernáculo del Avivamiento Internacional (TAI), llamó a las iglesias evangélicas a unirse y tomar en serio los problemas de la violencia que agobian a El Salvador.

"¿No será que nos hemos equivocado con el Cristo que presentamos? ¡No hemos presentado el Cristo transformador!", apuntó el pastor evangélico.

Finalmente, Rivas habla del país dividido que es El Salvador de actualidad: "Tenemos un país de diferentes realidades: el de bonitos centros comerciales y autopistas… Pero, ¿cómo le vendemos un El Salvador diferente a todas las madres que pierden a sus hijos en manos de la delincuencia?".

Hoy por hoy, y desde hace más de una década El Salvador –la única nación del mundo que lleva el nombre de Dios- es la más peligrosa y violenta de Latinoamérica, junto a Honduras; con tasas de homicidios de más de 70 por cada 100.000 habitantes. Ello representa más de siete veces lo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera epidemia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

EL AZÚCAR Y EL CEREBRO

El consumo a largo plazo de azúcar puede causarnos una gran cantidad de problemas neurológicos y afectar a la memoria, reduciendo nuestra c...