lunes, 4 de abril de 2011

Obama busca su reelección

Con veinte meses de anticipación dentro de la premeditada política de Estados Unidos, el presidente Obama anunció ayer el arranque formal de su campaña para conseguir un segundo mandato al frente de la Casa Blanca. Al hilo de su estilo digital, el temprano lanzamiento de esta candidatura para las presidenciales de 2012 se ha llevado a cabo con ayuda de un masivo envío de correos electrónicos dirigidos a sus partidarios y un comentado vídeo en internet.

Bajo el lema «esto empieza con nosotros», el mensaje difundido a través de YouTube no ha incluido la imagen de Barack Obama, sino que está protagonizado por ciudadanos de a pie dispuestos a ratificar su confianza en el presidente. Pero la colección de dos minutos de testimonios no tiene nada de aleatorio, porque refleja la compleja suma de votos que se requiere para ocupar el Despacho Oval. En este caso, mujeres, jóvenes, minorías raciales y votantes independientes.

Además del aviso online, el equipo «Obama-2012» ha formalizado los requeridos trámites ante la Comisión Federal de Elecciones. Con la opción de empezar inmediatamente a solicitar donaciones para hacer frente a lo que se anticipa como otra costosa plusmarca electoral. Aunque esa búsqueda de financiación política no está carente de riesgos para un ocupante de la Casa Blanca, con muchas facilidades pero también previsibles críticas por anteponer intereses partidistas a los grandes problemas domésticos e internacionales de Estados Unidos.
Repetir equìpo

La sede de la maquinaria electoral de Obama estará en su cuna política de Chicago. Y como responsable ya ha sido nombrado Jim Messina, hasta hace poco subjefe de gabinete de la Casa Blanca. Además de una repetición bastante íntegra de los principales asesores que trabajaron en el épico pulso electoral de 2008. Aunque esta vez no se espera que ningún candidato viable dentro del Partido Demócrata vaya a plantear un reto alternativo dentro del sistema de primarias populares característico de la política norteamericana. Con todo, Obama insiste en que de cara a noviembre de 2012, nada está asegurado. Y que por eso necesita tiempo para poner en marcha lo que aspira a ser una sofisticada e innovadora campaña, más allá de la habitual avalancha de propagada electoral por televisión. Según las explicaciones ofrecidas en su madrugador correo electrónico, «aunque estamos concentrados en el trabajo para el que nos habéis elegido, y la carrera puede que no alcance su plena velocidad hasta dentro de un año, el trabajo de establecer los cimientos de nuestra campaña debe empezar hoy».

La ofensiva electoral de Obama —con declarada intención de seguir con Joe Biden como «número dos»— se produce en un momento complicado dentro de su presidencia. De acuerdo a las últimas encuestas, los índices de respaldo a su gestión se sitúan en torno al cincuenta por ciento. Unos niveles de aprobación que no garantizan un segundo mandato. Con el lastre de decisiones no secundadas por la opinión pública americana, como la reciente intervención en Libia.

La activación de la campaña de Obama ha coincidido con la renuncia al compromiso de enjuiciar en tribunales civiles a los principales conspiradores del 11-S. Junto al incumplimiento de la promesa de desmantelar Guantánamo, la Casa Blanca se ha vuelto a desdecir confirmando que Khalid Sheik Mohammed, considerado como cerebro de la ofensiva terrorista perpetrada hace diez años, y otros cuatro conspiradores serán procesados por tribunales especiales de carácter militar y sin salir de la prisión extrajudicial de Guantánamo.

El aviso de noviembre Dentro del factor clave de la economía, la Casa Blanca cuenta con superar lo más difícil de la lucha contra la crisis: la creación de empleo. Las últimas estadísticas publicadas el pasado viernes fijan la tasa oficial de paro en Estados Unidos en un 8,8 por ciento. Una cifra todavía bastante dolorosa dentro del limitado sistema de protección social norteamericano pero que representa una reducción de un punto en comparación al pasado noviembre, cuando se celebraron las legislativas de medio mandato en las que el Partido Demócrata sufrió un severo castigo electoral.

El Partido Republicano, por su parte, carece por el momento de un candidato favorito. Aunque las posibles quinielas incluyen a una docena de aspirantes conservadores. Pero ninguno ha llegado a formalizar todavía una candidatura presidencial como la de Obama.

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