Washington, 2 abr (PL) Organizaciones de derechos humanos en Estados Unidos expresan su descontento por las más de 800 mil deportaciones realizadas durante el gobierno del presidente Barack Obama.
Los defensores de los inmigrantes exigen que Obama tome acción ante este problema y cumpla sus promesas de campaña respecto a la cuestión migratoria.
El jefe de la Casa Blanca había asegurado que promulgaría una reforma durante su primer año de mandato para favorecer a más de 11 millones de indocumentados residentes en el norteño país.
Angélica Salas, directora ejecutiva de la Coalición por los Derechos Humanos de los Inmigrantes de Los Ángeles (CHIRLA) y Carl Bergquist, responsable de políticas de la misma agrupación, pidieron al mandatario que "tenga el coraje de hacer los cambios necesarios".
Lo irónico -subrayó Salas en una conferencia de prensa el jueves- es que aunque los inmigrantes continúan creyendo en las buenas intenciones del presidente Obama, la persecución, deshumanización y criminalización de inmigrantes no autorizados a través de la nación no puede seguir siendo ocultada o ignorada.
CHIRLA se unió a la campaña nacional liderada por el congresista demócrata de Illinois, Luis Gutiérrez, quien ha manifestado que alrededor de cuatro millones de niños tienen uno de sus padres sin documentos legales.
La campaña, impulsada por el Movimiento por una Reforma Migratoria Justa, pide al jefe de la Casa Blanca una moratoria inmediata de las deportaciones hasta que se arregle el disfuncional sistema migratorio.
Además, insta a mantener a las familias unidas y demanda protecciones a todos los trabajadores, así como terminar con programas del Servicio de Inmigración y Aduanas que en la actualidad afectan la seguridad pública de las comunidades.
Los activistas afirman que Obama se apuntaló con el compromiso de una reforma migratoria y frenar las deportaciones de su predecesor George W. Bush, pero dos años después están en camino de expulsión casi un millón de personas.
Los defensores de los inmigrantes exigen que Obama tome acción ante este problema y cumpla sus promesas de campaña respecto a la cuestión migratoria.
El jefe de la Casa Blanca había asegurado que promulgaría una reforma durante su primer año de mandato para favorecer a más de 11 millones de indocumentados residentes en el norteño país.
Angélica Salas, directora ejecutiva de la Coalición por los Derechos Humanos de los Inmigrantes de Los Ángeles (CHIRLA) y Carl Bergquist, responsable de políticas de la misma agrupación, pidieron al mandatario que "tenga el coraje de hacer los cambios necesarios".
Lo irónico -subrayó Salas en una conferencia de prensa el jueves- es que aunque los inmigrantes continúan creyendo en las buenas intenciones del presidente Obama, la persecución, deshumanización y criminalización de inmigrantes no autorizados a través de la nación no puede seguir siendo ocultada o ignorada.
CHIRLA se unió a la campaña nacional liderada por el congresista demócrata de Illinois, Luis Gutiérrez, quien ha manifestado que alrededor de cuatro millones de niños tienen uno de sus padres sin documentos legales.
La campaña, impulsada por el Movimiento por una Reforma Migratoria Justa, pide al jefe de la Casa Blanca una moratoria inmediata de las deportaciones hasta que se arregle el disfuncional sistema migratorio.
Además, insta a mantener a las familias unidas y demanda protecciones a todos los trabajadores, así como terminar con programas del Servicio de Inmigración y Aduanas que en la actualidad afectan la seguridad pública de las comunidades.
Los activistas afirman que Obama se apuntaló con el compromiso de una reforma migratoria y frenar las deportaciones de su predecesor George W. Bush, pero dos años después están en camino de expulsión casi un millón de personas.
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